La fumigación preventiva puede ser realizada antes de que las plagas se vuelvan un problema significativo. Por ejemplo, en la temporada de primavera antes de que las plagas sean una amenaza conocida.

Por otro lado, si ya existe una infestación, puede ser necesario fumigar tan pronto como sea posible para evitar un mayor daño. Idealmente cuando la plaga se tiene a la vista y puede ser atacada antes de causar mayor problema de reproducción.